Entrados los años 60 se presentó la necesidad de ampliar el colegio y el gimnasio. El arquitecto prolongó la cubierta para ampliar el patio del colegio y vació la ladera para crear el nuevo gimnasio del polideportivo a la vez que dotaba al colegio con nuevas aulas, resolviendo el encargo de una manera brillante a partir de un proyecto que reúne estructura, lugar, función y luz.
En la sección puede apreciarse como mediante un escalonamiento de las salas se logra que haya iluminación natural y ventilación en todas ellas. De la Sota aprovechó los huecos que dejaban las cerchas del techo, en este caso vigas curvas, para crear aulas con forma de auditorio, en la barriga que dejaban dichas vigas.
Encima del tejado desarrolló un patio que duplicó el espacio del que disponían para jugar al aire libre.
En la fachada se combina el empleo del ladrillo visto con grandes ventanales y lucernarios acristalados. El arquitecto consigue romper la monotonía de la larga fachada del gimnasio, tal vez demasiado larga para su altura, con un juego entre planos verticales e inclinados, huecos, salientes y la combinación de materiales diferentes.
Como anécdota, en el año 1963 con la Ciudad Deportiva del Real Madrid aún por terminar, su sección de Baloncesto necesitaba de un lugar donde disputar sus encuentros como local, por lo que se mudó durante cuatro meses al gimnasio del colegio.
``El gimnasio
de Maravillas tiene ya 22 años. No sé porqué en el año 1960 lo hice así, pero
lo que sí sé es que no me disgusta haberlo hecho. Creo que el no hacer
arquitectura es un camino para hacerla y todos cuantos no la hagamos, habremos
hecho más por ella que los que, aprendida, la siguen haciendo. Entonces se
resolvió un problema y sigue funcionando y me parece que nadie echa en falta la
arquitectura que no tiene.´´
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